Desde muy pequeña, siempre he estado involucrada en el cuidado infantil. Comencé como voluntaria en mi iglesia, donde tuve la oportunidad de cuidar niños de diversas edades, desde bebés hasta preadolescentes. Esta experiencia fue sumamente enriquecedora y me enseñó valores como la paciencia, la responsabilidad, la escucha activa y el cariño, cualidades que conservo hasta el día de hoy.

Además, en mi entorno familiar, siempre he estado rodeada de niños. Tengo un sobrino y varios primos menores, de quienes he aprendido de primera mano la importancia de crear vínculos afectivos, mantener una rutina estructurada, estimular el aprendizaje mediante juegos educativos y, sobre todo, ofrecer amor y atención. Con los años, cuidarlos se ha convertido en algo natural para mí, lo que ha alimentado aún más mi pasión por los niños.

Siempre he tenido un cariño especial por los niños: admiro su forma pura de ver el mundo, su energía contagiosa y la forma en que se expresan con sinceridad. Por eso, creo que ser au pair no solo es una oportunidad de intercambio cultural, sino también una oportunidad única para dedicarme a lo que más me gusta: cuidar, educar y formar parte de su desarrollo.

Me entusiasma la posibilidad de contribuir ofreciendo apoyo diario y creando un ambiente de confianza, seguridad y cariño. Al mismo tiempo, podré mejorar mi inglés de forma natural, interactuando con vosotros y aprendiendo de cada pequeña interacción.