Tengo más de cinco años de experiencia cuidando niños de diferentes edades, y cada etapa me ha enseñado algo especial.

Todo comenzó con mi hermano pequeño, que ahora tiene 10 años. Estar presente en su vida desde que era bebé me enseñó mucho sobre el amor, la responsabilidad y las rutinas diarias de la crianza.

Más adelante, tuve la oportunidad de cuidar a un niño pequeño diagnosticado con TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad), así como a su hermana (ahora adolescente). Con los años, forjé un vínculo muy fuerte y especial con ambos.

Una de mis experiencias más memorables fue viajar a Colombia para ayudar a la familia de un vecino a cuidar a su bebé de 7 meses. Me quedé con ellos un tiempo y apoyé sus rutinas diarias: comidas, baños, juegos, siestas y más.

Además de bebés y niños pequeños, también he trabajado con niños de 7 a 8 años y adolescentes de entre 14 y 18 años. Ya sea ayudando con las tareas, organizando actividades o simplemente siendo una presencia amable y alentadora, disfruto mucho adaptándome a cada edad y personalidad.

Todas estas experiencias me han ayudado a desarrollar paciencia, empatía y un fuerte sentido de la responsabilidad como cuidadora de confianza.