Nunca he trabajado formalmente como Au Pair, pero sí tengo experiencia real y significativa cuidando niños. Durante varios años, he cuidado con cariño, paciencia y responsabilidad a mis hermanas menores. Esta experiencia me ha enseñado a ser atento, comprensivo, organizado y a adaptarme a diferentes necesidades y personalidades.

Al crecer en un entorno donde el cuidado mutuo era esencial, desarrollé habilidades muy valiosas: sé cómo crear rutinas estables, mantener el orden en el hogar, ayudar con tareas escolares, y sobre todo, generar confianza y seguridad emocional en los niños. Aunque no lo hice como un empleo, asumí con compromiso ese rol dentro de mi familia.

Estoy convencido de que esta vivencia me ha preparado para ser un excelente Au Pair: cercano, afectuoso, responsable y respetuoso con las dinámicas familiares. Estoy deseando aprender, mejorar cada día y brindar a su hijo un acompañamiento cálido y confiable.